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De los casi cien pacientes que se dializan en el madrileño Hospital Universitario Infanta Leonor, 17 tienen más de 80 años, cuatro son nonagenarios y una ha cumplido recientemente los 100. Sus médicos cuentan que una buena condición fÃsica le permitió iniciar hace siete años este tratamiento. Es una situación anecdótica, pero también un reflejo de cómo la individualización de los tratamientos renales sustitutivos, y en concreto, lo que algunos especialistas denominan “diálisis a la carta†consigue que pacientes cada vez mayores se beneficien de estas técnicas. Gracias a que los tratamientos se toleran mejor, no solo ganan en supervivencia, sino en calidad de vida.
Según datos de la Sociedad Española de NefrologÃa (S.E.N.), más de la mitad de los pacientes que inician un tratamiento renal sustitutivo (ya sea hemodiálisis, diálisis peritoneal o trasplante) tienen al menos 65 años y, el 30% más de 75 años. También se ha constatado que entre los pacientes en tratamiento renal sustitutivo, el grupo de los mayores de 75 supone un 21%. Una cifra nada desdeñable si se tiene en cuenta que el total de personas que reciben esas terapias en España supera a las 1.280 por millón de población (y de ellas, el 41,2% recibe hemodiálisis).
Roberto Alcázar, del Hospital Universitario Infanta Leonor, en Madrid.
Para Roberto Alcázar, nefrólogo del citado hospital, este tipo de pacientes es cada vez más común en las unidades de diálisis -“es un hecho que está aumentando la incidencia y la prevelanciaâ€- y a ello ha contribuido un abordaje personalizado. “Independientemente de la edad, se busca individualizar el tratamiento. Para ello, se adecúa tanto el tipo de diálisis como el número de sesiones y la cantidad de horas administradas a cada paciente. Todo eso se programa teniendo en cuenta las patologÃas de base del enfermoâ€.
Objetivos especÃficosLos nefrólogos se plantean objetivos determinados en cada caso. Con ellos en mente, pueden jugar con determinados factores, desde el tipo de filtro utilizado para depurar toxinas a elementos que determinan el grado de diálisis. Por ejemplo, en los enfermos con insuficiencia cardÃaca, las diálisis suelen ser más largas y a veces requieren programarse en más dÃas; o si el enfermo es susceptible de sufrir arritmias, se modula el gradiente de concentración del potasio; en el paciente joven se busca una diálisis de alta eficacia, que tolere bien. Y, por supuesto, en los pacientes mayores, la dosis de diálisis se adecúa a sus requerimientos basales.
Sesiones más largas“Habitualmente, en los enfermos de más edad recurrimos a diálisis largas, con lo que se consigue que no haya mucha pérdida de volumen a lo largo del tratamiento. Tenemos herramientas de vigilancia: sensores que nos muestran si está cayendo la tensión arterial y el volumen sanguÃneoâ€. De esta forma, se consigue una mejor tolerancia y que se reduzcan los eventuales episodios de hipotensión arterial. En definitiva, se intenta que el paciente tras la sesión de diálisis no sufra tanto sÃntomas de astenia y debilidad, y que se encuentre en general en mejor estado.
En cuanto a la supervivencia asociada a estos tratamientos, está condicionada a la patologÃa de base del paciente al entrar en diálisis. La principal causa en España para recibir este tratamiento es la diabetes, con el deterioro que ello implica. Globalmente, la supervivencia a cinco años se sitúa en el 57%.
Alcázar, junto a Patricia de Sequera, Marta Albalate y Elena Corchete, entre otros nefrólogos del Hospital Infanta Leonor, han abundado en diversas investigaciones sobre la cantidad idónea de diálisis que debe indicarse atendiendo a las necesidades del paciente, asà como cuál es el mejor método para calcularla. Se ha observado que utilizar las fórmulas convencionales “puede provocar que tanto personas muy mayores como mujeres estén infradializados. Algo que puede corrigirse si se emplea una fórmula ajustada a la superficie corporal del pacienteâ€, dice Alcázar.
En concreto, en un estudio publicado en NefrologÃa, estos especialistas proponÃan el Ãndice Kt o el Ktsc (que se ajusta a la superficie corporal) frente a la fórmula convencional Kt/V, que usa como referencia el volumen de agua corporal y que podrÃa generar conclusiones erróneas en personas con poco peso o desnutrición, algo frecuente en mujeres y personas de edad avanzada.
Una de las opciones con mayor impacto potencial en la calidad de vida de los pacientes renales es, sin duda, la administración del tratamiento en casa. Con todo, el uso de la diálisis peritoneal -la técnica domiciliaria habitual, efectuada a través de la membrana del peritoneo mediante un catéter fino- no se encuentra tan extendido en nuestro paÃs como serÃa de esperar y, desde luego, no es una opción que elija normalmente el paciente anciano.
Siempre según datos de la S.E.N., entre los enfermos que siguen un tratamiento renal sustitutivo, el 54% están trasplantados, el 41% reciben hemodiálisis y el 5% recurren a la diálisis peritoneal. De cada cien pacientes que necesitan terapia renal sustitutivo, el 17% la inician con este tipo de diálisis. “La indicación de una técnica domiciliaria precisa de dos condiciones: que el paciente esté comprometido con su tratamiento y que cuente con cierto apoyo en su casa durante las sesiones. En general, las técnicas domiciliarias suelen ser preferidas por pacientes más jóvenes, pues se asocian a una mayor autonomÃa. Los mayores optan con más frecuencia por la seguridad que pueda darles el centro de diálisis o un centro hospitalario. No obstante, hay octogenarios tratados con diálisis peritoneal o incluso con hemodiálisis domiciliariaâ€.
Retos que son mejorasSi bien el abordaje de estos pacientes se ha perfeccionado en los últimos años, todavÃa hay margen de mejora hacia el objetivo de que la diálisis sea lo más parecida posible a un riñón.
Para alcanzar esa meta, se trabaja en el diseño de filtros de diálisis que depuren las moléculas como lo harÃa el propio órgano. De hecho, ha habido avances considerables en ese campo. Los filtros han evolucionado hasta permitir depurar las moléculas urémicas y se sigue trabajando para que en cada sesión de diálisis “se alcance una depuración de toxinas lo más fisiológica posibleâ€. De hecho, el reto para los próximos años es junto a esa optimización de los filtros, la de los lÃquidos empleados, asà como el de ampliar el empleo de la diálisis domiciliaria.
Más a largo plazo, reconoce Alcázar, se encuentra la consecución de una técnica que pueda considerarse un “riñón artificialâ€. En esa dirección se investiga en los sistemas móviles, si bien el especialista puntualiza que la posibilidad de realizar una hemodiálisis portable -gracias a una mochila que pueda llevar el paciente- se encuentra aún en el terreno experimental.
Más diálisis, menos trasplantes.
Los datos extraÃdos del Registro Español de Enfermos Renales de 2017, de la Sociedad Española de NefrologÃa (S.E.N.) y la Organización Nacional de Trasplantes ( ONT), indican que entre los pacientes que están en tratamiento renal sustitutivo, el 21% se incluye en el grupo de más de 75 años. La mortalidad en este grupo, como es de esperar, es muy superior. Además, también es el grupo que mayoritariamente está tratado con técnicas de hemodiálisis. La proporción de pacientes trasplantados con esta edad es menor.
Otros datos del registro reflejan que los pacientes mayores de 75 años son el grupo de mayor mortalidad, lo que resultaba esperable, pero también que es el grupo con menos incremento de mortalidad con respecto a la población general. Como se observa en la última tabla, el grupo de entre 15 y 44 años tiene 25 veces más riesgo de mortalidad, frente al de mayores de 75 años, con una mortalidad 2,77 veces superior a la de la población general.
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Las personas que acudan esta tarde a La Paz quizá se encuentren con una sorpresa: un concierto de piano en el vestÃbulo del hospital materno infantil. Hasta el próximo mes de abril, un piano de cola está disponible para que profesores de música, alumnos de escuelas y conservatorios y pianistas de prestigio puedan regalar pequeños conciertos a pacientes y familiares. Durante un rato, la música transformará las emociones que suele despertar un hospital. Esta iniciativa, pionera en la Comunidad de Madrid, es posible gracias a la Fundación Músicos por la Salud y a la participación altruista de profesionales sanitarios de Atención al Paciente, que dirige Merche Sánchez Cano, asà como a la coordinadora de voluntariado del hospital, Ana Picazo. Entrevistamos a uno de los profesionales que han contribuido a poner en marcha este proyecto, Jesús Castro, supervisor de Ãrea de Servicios Centrales e investigador en Idipaz, quien confÃa en que la iniciativa continúe más allá del año que está previsto.
PREGUNTA. ¿Cómo surgió la iniciativa Piano por la Salud?
Jesús Castro, en el maratón de donación donde surgió la iniciativa de Piano por la Salud.
RESPUESTA. La unidad de donantes en la que trabajo celebra todos los años un maratón de donación de sangre y desde hace tiempo colaboramos con la Fundación Músicos por la Salud, que organiza pequeños conciertos para las personas que se acercan a donar esos dÃas. En una ocasión instalamos un piano de cola en un escenario en la explanada central del hospital y resultó un punto de atracción para los donantes. Pensamos que serÃa interesante prolongar esta experiencia y con ayuda de la Fundación comenzamos a poner en marcha Piano por la Salud. No fue fácil, la verdad es que costó un año de trabajo, pero finalmente, y gracias al apoyo de la empresa Clemente Pianos, en abril pudimos celebrar el concierto inaugural en el vestÃbulo.
P. ¿Hay cabida para pianistas espontáneos?
R. No está pensado para que cualquiera se siente a tocar, pero es tan sencillo como registrarse en la página web de Músicos por la Salud y esperar a que te llamen para concertar una fecha. Desde la fundación y con ayuda de la coordinadora de nuestro hospital se encargan de gestionarlo. Aquellos que estén interesados solo tienen que facilitar unos datos sobre su experiencia con el instrumento y el tipo de música que tocan, y se les asigna la cita para el microconcierto. Generalmente es de una hora de duración, entre las seis y siete de la tarde. Ya llevamos 35 microconciertos desde que se empezó en abril.
P. ¿Tienen que ser músicos profesionales?
R. No, pueden participar estudiantes. Hace poco tocaron los artistas más jóvenes que han pasado por el hospital: Lucas, un pianista de nueve años de edad, y Alba, una soprano de 18. Por otro lado, también han participado músicos conocidos.
P. Empezando por James Rodhes, que ha sido un “padrino†de la iniciativa.
R. Eso es. El compositor y pianista James Rodhes, que además tiene una relación con la música que ha sido determinante para superar sus problemas en la infancia, dio el concierto que inauguró la iniciativa. También han pasado por aquà el compositor italiano Franceso Taskayali y el español Juan Antonio Simarro. No solo vinieron a tocar el piano, sino que con un teclado portátil se acercaron a tocar a algunas de las unidades del hospital.
P. ¿Están abiertos a todo tipo de música?
R. SÃ, en principio pueden interpretarse diversos estilos.
P. ¿Por qué eligieron el piano?
R. Aporta una música transversal. Ofrece la posibilidad de que se unan otros instrumentos. Hemos tenido ya microconciertos de piano, celo y violÃn. Y permite acompañar a cantantes.
P. ¿Qué beneficios ofrece el escuchar música en un hospital?
R. Desde nuestro punto de vista y por la situación en que está ubicado el piano es un espacio de desconexión. Los pacientes y familiares que se encuentran en un hospital están sometidos a diversos cambios emocionales: desde la incertidumbre y el miedo por un diagnóstico que no ha llegado a la alegrÃa por el nacimiento de un nuevo miembro de la familia y la tristeza al recibir un mal pronóstico. La música tiene la capacidad de transformar las emociones. Ya nos ha pasado que alguien se acerque a decirnos que en cinco minutos escuchando el piano ha dejado de estar triste o de pensar en su enfermedad. Hace poco, unos padres que estaban paseando por el hospital con su hijo ingresado vieron cómo el pianista se ponÃa a tocar con el niño y se les iluminaba la cara. De hecho, nos gustarÃa investigar esa capacidad de transformación.
P. ¿Cómo quieren investigarlo?
R. Queremos medir el grado en que la música mejora la situación psicoemocional de los pacientes, su experiencia en el hospital. Para ello, tenemos un proyecto de investigación en el que participamos con la Fundación Músicos por la Salud, que aportarÃa los múscios, y la Fundación Musicoterapia y Salud de la Universidad de la Autónoma de Madrid, que cuenta con la base de conocimiento en esta área. Está descrito que la música contribuye positivamente en los cuidados de los pacientes hospitalizados. De hecho, en el hospital los investigadores en musicoterapia de la Autónoma asà lo han constatado en pacientes pediátricos con procesos neurológicos.Pero aún hay que profundizar en el tipo de música concreto para cada proceso y su incidencia concreta en la mejorÃa del paciente.
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